El precio oculto que pagan los hombres por parecer siempre fuertes
Piensa en los hombres de tu vida que nunca se acobardan, que nunca tropiezan, al menos no a la vista de todos. A primera vista, es tranquilizador: el mundo es un poco más seguro cuando ellos se mantienen firmes. Pero detrás de ese rostro tranquilo, el esfuerzo necesario para mantenerse firme puede ser agotador.
Piensa en los hombres de tu vida que nunca se acobardan, que nunca tropiezan, al menos no a la vista de todos. A primera vista, es tranquilizador: el mundo es un poco más seguro cuando ellos se mantienen firmes. Pero detrás de ese rostro tranquilo, el esfuerzo necesario para mantenerse firme puede ser agotador.
Nunca se trata de debilidad, sino de lo que se esconde bajo la expectativa de "arreglárselas siempre". A veces la fuerza reside en admitir que la dureza constante puede agotar a una persona. Y aquí hay algunas formas ocultas de pagarlo.
Embotellar todo
Reprimir las emociones puede conducir a la soledad, con el resultado de que alrededor de uno de cada cinco hombres no tiene amigos íntimos. Este vacío es pesado de soportar, como si el silencio pesara sobre el pecho. Además de afectar al estado de ánimo, el aislamiento aumenta el riesgo de depresión y enfermedades cardiacas. Las investigaciones demuestran que la soledad puede dañar la salud tanto como fumar 15 cigarrillos al día, un peaje asombroso que podría evitarse.
Llevar el estrés como un trofeo
El estrés crónico va en contra de todos. Contrae los vasos sanguíneos y debilita el sistema inmunitario. En los hombres, aumenta el riesgo de cardiopatías y reduce las zonas del cerebro relacionadas con la memoria. Incluso el sudor lleva la firma del estrés, a diferencia del sudor del entrenamiento. Esta tensión constante puede parecer invisible, pero el cuerpo recuerda cada empujón y paga un alto precio.
Ignorar las advertencias del corazón
¿Sabía que los hombres padecen cardiopatías con más frecuencia que las mujeres? El estrés y las emociones reprimidas son en parte culpables de la hipertensión. El silencio retrasa la detección de los síntomas, haciendo perder un tiempo precioso. El corazón, que late unos 2.500 millones de veces a lo largo de la vida, merece atención. Hablar puede, literalmente, prolongar la supervivencia.
Dificultad para conectarse en casa
Cuando las palabras se agotan, las dificultades de comunicación crean distancia. Y reprimir las emociones perjudica a los hombres, ya que reduce la intimidad y aumenta el riesgo de divorcio. El remedio es la risa compartida, que refuerza los vínculos, y la investigación lo demuestra. Los estudios confirman que las parejas que ríen juntas tienden a permanecer juntas más a menudo. La represión roba esa alegría.
Sentirse incapaz de pedir ayuda
Los hombres buscan ayuda mucho menos que las mujeres, y los índices de suicidio son de tres a cuatro veces superiores. El miedo a parecer "débil" silencia las peticiones de ayuda, incluso cuando el dolor es profundo. La historia nos lo recuerda -Abraham Lincoln luchó contra la depresión-, pero la fuerza reside en la resiliencia, no en el silencio. Pedir ayuda puede romper los ciclos del sufrimiento oculto.
Esconderse tras una máscara de trabajo
Los lugares de trabajo suelen presionar a las personas para que rindan sin mostrar tensión. Esta máscara alimenta el agotamiento, el absentismo y el exceso de trabajo insano por miedo a parecer débil. El término "estrés" no llegó a la psicología hasta los años 30, pero hoy sus efectos dominan las oficinas modernas. El silencio en el trabajo cuesta la salud mucho antes de que se hundan las carreras.
Reducir el dolor sin ruido
Estadísticamente, los hombres son más propensos a recurrir al alcohol y las drogas, utilizando la automedicación para enmascarar problemas de salud mental no tratados. Estas emociones reprimidas aumentan el riesgo de adicción y las mantienen en silencio. Muchos beben en silencio en lugar de buscar ayuda, cuando el apoyo profesional suele ser más eficaz. El consumo de sustancias es perjudicial porque fomenta el adormecimiento en lugar de la resolución de problemas. Y exacerba las luchas ocultas.
Desgaste del cuerpo
Incluso un pequeño corte de papel persiste cuando el estrés es elevado. El estrés crónico debilita las defensas al reducir el número de glóbulos blancos. Bajo presión, los hombres se curan más lentamente, e ignorar el reposo empeora su respuesta inmunitaria. Una solución es la risa, que refuerza la inmunidad al aumentar la producción de anticuerpos. ¿Las otras soluciones? Descanso, movimiento y nutrición.
Acortar la vida sin saberlo
La ciencia nos dice que los hombres viven unos cinco años menos que las mujeres, y que el estrés incontrolado y el silencio figuran entre los factores que contribuyen a una muerte prematura. Sin embargo, no se han perdido todas las esperanzas, ya que el apoyo social puede alargar la vida y favorecer la longevidad. La mayor esperanza de vida verificada fue de 122 años, un recordatorio del potencial que existe.
Perder de vista sus propios objetivos
Los hombres suelen sentirse atrapados en papeles que exigen una fortaleza constante, con consecuencias perjudiciales a lo largo del tiempo. La represión de la identidad puede conducir a crisis de mediana edad, con una ansiedad que se alimenta de la brecha entre lo que son y lo que pretenden ser. Carl Jung, psiquiatra y psicoterapeuta suizo, llamaba a esto la "persona" frente al "ego". Derribar la máscara supone un verdadero alivio.