Las amenazas de Putin se vuelven más erráticas mientras promete apoderarse de Donbás y advierte a Europa de una guerra

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Horas antes de una nueva ronda de contactos entre Estados Unidos y Rusia para explorar un posible marco de paz, Vladimir Putin hizo una de sus declaraciones más polémicas en meses, prometiendo que Rusia se apoderaría de toda la región de Donbás y advirtiendo de que Europa podría enfrentarse a la guerra si decide desafiar a Moscú. Sus comentarios, realizados justo cuando los representantes estadounidenses se preparaban para llegar a Moscú para mantener conversaciones preliminares, pusieron de relieve la creciente brecha entre los esfuerzos diplomáticos y la retórica cada vez más errática del Kremlin. Al insistir en que Donetsk y Luhansk caerían « militarmente o de otro modo », al tiempo que advertía a Europa de que Rusia estaba « preparada » para el conflicto, Putin estableció un tono tenso que amenazaba con eclipsar cualquier tímido paso hacia la negociación.

En sus declaraciones televisadas sobre la situación en el campo de batalla, Putin endureció la posición de Rusia sobre el Donbass, presentando el destino de la región como no negociable y estableciendo un ultimátum contundente para Kiev. Afirmó que el objetivo de Rusia era hacerse con el control total de Donetsk y Luhansk, y lo describió como una cuestión de tiempo y no de elección. En sus palabras: « O liberamos estos territorios por la fuerza de las armas, o las tropas ucranianas abandonan estos territorios » Al plantear la cuestión en términos tan crudos, descartó de hecho cualquier compromiso sobre el estatus del Donbass y señaló que Moscú está dispuesto a mantener una campaña larga y costosa. Putin fue más allá al insistir en que Rusia aseguraría estos territorios « militarmente o de otra manera », una frase que deja la puerta abierta a herramientas adicionales de presión, desde la coerción política a la influencia económica, al tiempo que refuerza la impresión de que, en su opinión, el estado final es fijo y sólo el método sigue siendo una incógnita para el Kremlin.

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Cuando se dirigió a Europa, la retórica de Putin se hizo aún más confrontativa, pasando de las reivindicaciones territoriales en Ucrania a una advertencia directa dirigida a las capitales occidentales. Al referirse a la posibilidad de un mayor protagonismo europeo en el conflicto, lanzó un duro mensaje que presentaba a Rusia como totalmente preparada para una confrontación más amplia. « Si de repente Europa quiere luchar con nosotros y empieza a hacerlo, estamos preparados ahora mismo », dijo, presentando a Moscú como un país confiado en su fuerza militar y sin miedo a una escalada. A continuación, añadió una frase escalofriante sobre las consecuencias de tal enfrentamiento:

« No habría nadie con quien negociar en Europa »

En conjunto, estos comentarios equivalen a una amenaza de que cualquier movimiento de los Estados europeos para desafiar a Rusia más directamente podría desencadenar un nivel de destrucción que destruiría a los mismos socios que Washington está tratando de involucrar en un marco de paz, socavando los esfuerzos diplomáticos y amplificando las preocupaciones sobre lo desenfrenado y volátil que se ha vuelto el mensaje del Kremlin.

Ucrania quiere « paz real, no apaciguamiento »

La respuesta de Ucrania a los últimos comentarios de Putin fue inmediata y desafiante, y tanto el presidente Volodymyr Zelensky como altos funcionarios rechazaron cualquier sugerencia de que Kiev pudiera retirarse del Donbás o aceptar las demandas territoriales de Moscú como precio de la paz. Zelensky y su equipo han insistido repetidamente en que Ucrania no retirará sus tropas de los territorios que aún controla en Donetsk y Luhansk, ni legitimará la reclamación de Rusia sobre las tierras arrebatadas por la fuerza, enmarcando el ultimátum de Putin como una continuación de las mismas tácticas coercitivas que comenzaron con la anexión de Crimea en 2014. Los diplomáticos ucranianos subrayaron que las conversaciones de paz no deben convertirse en una nueva versión del apaciguamiento, con el ministro de Asuntos Exteriores, Andrii Sybiha, insistiendo en que Ucrania quiere « paz real, no apaciguamiento » y advirtiendo contra la repetición de los errores históricos de recompensar la agresión. Kiev también ha criticado la amenaza más amplia dirigida a Europa, argumentando que la advertencia de Putin de que « no habría nadie con quien negociar en Europa » sólo demuestra por qué la UE y la OTAN deben permanecer unidas detrás de Ucrania, mantener las sanciones y el apoyo militar, y rechazar cualquier acuerdo que consolide el control ruso sobre las regiones ocupadas.

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Los líderes europeos reaccionaron a las últimas amenazas de Putin con una mezcla de condena pública y medidas concretas para reforzar las defensas del continente, enmarcando sus comentarios como prueba de que Rusia sigue siendo un peligro directo y a largo plazo para la seguridad europea en lugar de un socio para el compromiso. En Bruselas y en las principales capitales, los funcionarios insistieron en que advertir a Europa de que podría ser destruida si se enfrentaba a Moscú no dividiría a la alianza, sino que reforzaría la urgencia de mantenerse unida en torno a Ucrania y resistirse a cualquier acuerdo de paz basado en concesiones territoriales.

Las instituciones de la UE han mantenido las sanciones y el apoyo financiero, al tiempo que exploran el uso de los activos rusos congelados para financiar el esfuerzo bélico de Kiev, y el nuevo secretario general de la OTAN ha subrayado que la alianza está « preparada y dispuesta » a defenderse de cualquier ataque, respondiendo explícitamente al discurso belicista de Putin. Al mismo tiempo, la UE sigue adelante con su iniciativa de defensa Readiness 2030, que pretende aumentar masivamente el gasto conjunto en defensa antiaérea y antimisiles, artillería, aviones no tripulados y otras capacidades críticas, marcando un giro estratégico hacia una Europa más asertiva militarmente, diseñada precisamente para disuadir del tipo de escalada con la que Putin amenaza ahora abiertamente.

Una red de influyentes empresarios estadounidenses y oligarcas rusos

El actual esfuerzo de Estados Unidos por negociar un plan de paz para Ucrania se ha centrado cada vez más en conversaciones directas, a menudo discretas, entre enviados estadounidenses y el Kremlin, y figuras como Steve Witkoff y Jared Kushner han mantenido extensas conversaciones con Vladimir Putin sobre un marco de 28 puntos que, según los críticos, refleja muchas de las demandas de Rusia al tiempo que deja de lado a Kiev.

Los informes indican que la delegación estadounidense ha explorado opciones que implican un alivio parcial de las sanciones o incentivos económicos para Moscú como parte de un posible alto el fuego, lo que suscita la preocupación en Ucrania y Europa de que Washington pueda estar priorizando la conveniencia geopolítica sobre la soberanía ucraniana. Además de la controversia, los medios de investigación han informado de que una red de influyentes hombres de negocios estadounidenses y oligarcas rusos ven las negociaciones como una apertura para futuros acuerdos en materia de energía, infraestructuras e inversiones, lo que alimenta la sospecha de que el plan de paz propuesto corre el riesgo de mezclar concesiones diplomáticas con lucrativos intereses privados en lugar de garantizar un proceso transparente que dé prioridad a Ucrania.